Gerónima Feldespato ha comprobado en sus carnes los límites de la paciencia humana gracias a una de las interminables colas en una caja del Carrefour
La entonces niña Gerónima llegó al centro comercial llena de energía y ganas de pasarlo bien con su familia. Por entonces, en 1979, apenas contaba con siete añitos y esperaba que ese día sus padres le compraran una barriguitas (muñeca de aquel entonces). Su historia ha sido encontrada por un espeleólogo danés llamado Gran Danés en las paredes de una cueva donde está este Carrefour. Con su propia sangre, Gero dejó constancia de su paso por este centro comercial, plasmando gran parte de su vida en estas húmedas y oscuras paredes (muy cerca de la sección de embutidos).
La entonces niña Gerónima llegó al centro comercial llena de energía y ganas de pasarlo bien con su familia. Por entonces, en 1979, apenas contaba con siete añitos y esperaba que ese día sus padres le compraran una barriguitas (muñeca de aquel entonces). Su historia ha sido encontrada por un espeleólogo danés llamado Gran Danés en las paredes de una cueva donde está este Carrefour. Con su propia sangre, Gero dejó constancia de su paso por este centro comercial, plasmando gran parte de su vida en estas húmedas y oscuras paredes (muy cerca de la sección de embutidos).
Después de pasar varios meses en la cola, el padre de la niña pilló tal cabreo que decidió divorciarse y quedarse a vivir en el pasillo de las cervezas. Mientras, madre e hija tuvieron que afrontar el futuro como pudieron con los víveres que aún quedaban en el carrito. Tras muchos esfuerzos, la buena de Gero pudo terminar sus estudios universitarios con la ayuda de uno de sus vecinos de fila, que eran profesores. Tan aplicada era que al poco sacó unas oposiciones para juez en Torrelodones, pero al no poder dejar la caja tuvo que renunciar al puesto. Años después su madre se murió de lo que un médico (otro vecino de cola) certificó como aburrimiento crónico. Para ganarse la vida incluso trabajó unos pocos años de cajera en el mismo Carrefour. Allí conoció al gerente que posteriormente fue el padre de sus cuatro hijos, los cuales desaparecieron a los pocos años en la sección de juguetes.
Esta mañana, Gerónima Feldespato, iba a salir del Carrefour. La prensa la esperaba ansiosa a la salida, pero por motivos desconocidos la mujer anciana ha vuelto a entrar. Algunos testigos aseguran que decía mientras volvía a entrar: “Se me ha olvidao comprar pimientos”
Esta mañana, Gerónima Feldespato, iba a salir del Carrefour. La prensa la esperaba ansiosa a la salida, pero por motivos desconocidos la mujer anciana ha vuelto a entrar. Algunos testigos aseguran que decía mientras volvía a entrar: “Se me ha olvidao comprar pimientos”
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