MENSAJE DE NAVIDAD DE WAKINO I (REY DE LA TONTERIA)

En estas fechas tan señaladas (sobretodo en el calendario, así como en rojo y negrita) la reina, YO, nuestras hijas conejas, sus maridos gorrones, toda su descendencia malcriada y los que van detrás chupando de las arcas y hacen menos que nosotros (que es lo mismo porque menos que nada es nada) queremos saludar a la plebe que según los rumores que nos llegan a palacio tenéis que trabajar, concepto éste del que aún no hemos llegado a comprender del todo. Y queremos saludaros así como con la mano levantada, y dejándola medio muerta y girando la muñeca.

También queremos daros las gracias por no acordaros de la cantidad de gente que somos en palacio viviendo del aire a vuestra costa, gracias porque aún nos acordamos de lo que ocurrió en Francia no hace mucho con la guillotina y seguimos aliviados al ver que nuestra chusma sigue igual de mansa que siempre. Aunque tendréis que reconocer que por lo menos yo, el Rey Wakino 1º, lleva un que hacer diario de lo más ocupado. Para que me entendáis, esto es como vivir en una primera comunión eterna. Siempre vas vestido de gala (alguien se encarga de comprar la ropa y ponértela), te chupas un tostón de ceremonia que no hay dios que lo aguante, todo el mundo está pendiente de uno con una sonrisa hipócrita en la cara y a la salida la chusma quiere hacerse fotos con el protagonista, e incluso alguno que otro te deja algún sobre con dinerito fresco siempre con la condición de un trato de favor. Por lo menos, como en la primera comunión, yo también me pongo ciego de vino. Y así siempre con discursos, recepciones oficiales, fiestas de etiqueta, inauguraciones… para ser sincero, como en palacio nos reproducimos rápidamente (somos grandes folladores al estar siempre descansados y tener buen vino gratis) no tengo que tragarme estas monsergas, para eso hice casar a mis hijos, para que pringuen ellos. Y no es que no me guste el vino, es que por las noches me vienen unos ardores y un dolor de cabeza con tanta borrachera que me empiezo a preocupar, además, aquí tengo todo el que quiero por la patilla.

Tampoco hay que olvidar, que aunque no de golpe, soy un símbolo del estado. Mi sola presencia ya es una labor. Sé que no es fácil de comprender, yo mismo no lo entiendo, pero es así por la gracia de dios, el muy cachondo. Además, ¿Cuántos hay viviendo sin trabajar en el gobierno?, pero claro como seguís creyendo que ellos sirven para algo. Sé de buena tinta que ellos también se han quedado atascados como símbolo, porque hacer no pueden hacer nada ya que deben muchos favores a los bancos, que son quienes realmente manejan el cotarro y llevan mi fortuna, por cierto. Queridos usureros, desde aquí quiero enviaros un abrazo navideño de un Rey que siempre se arrastrará a sus pies.

Y ya, como ha pasado tanto tiempo de aquel día nefasto en el que algunos militares quisieron hacerse con el poder, no es que quiera quitarme méritos pero parece mentira que el populacho aún no os hayáis dado cuenta de que yo no evité nada. El que una pandilla de inútiles descerebrados no supiera hacer bien un golpe de estado hizo que me lo pusieran en bandeja, y con sólo salir en la tele haciendo mi papel (que eso sí, no me negaran que salgo más bien guapo) lo corté de raíz. Es que menospreciáis el poder de la imagen, por ejemplo, si me dejara hacer una sesión de fotos en pelotas para el Interviú seguramente ya no me respetaríais como a vuestro monarca (aunque algunas le brillarían los ojos al verme de esa guisa), por eso tengo que ir a todos sitios así como serio y de punta en blanco, una pesadez pero me sacrifico por la gracia de dios que así lo quiere, que me lo dijo un día que estuve colgado de pellote.

Poseso, que a pelarla, que esto de hacer el mensaje de Navidad de cada año también es un coñazo que no hay quien lo aguante y como sé que nadie lo está oyendo, por eso digo lo que me ha salido de la misma majestad… a tomar por culo el populacho, ¡hombre ya!

Mi Majestad el Rey Wakino I, y punto en boca.

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