Desde que en cada población existe el párroco, la guardia civil y el
alcalde latifundista también ha existido el tonto del pueblo. Han
pasado los años y
también han evolucionado, pero hay más que antes
Estudios recientes confirman un alarmante crecimiento en la población de
estos especimenes. Lo grave de esta epidemia es que ya no se localizan
solamente en pueblos perdidos sino que encuentran su hábitat en los
centros urbanos de todas las ciudades. Son fácilmente reconocibles ya
que usan sus autos tuneados para llamar la atención, se cree que para compensar la inutilidad de sus apéndices corporales y/o por la genética
que heredaron del tonto’l pueblo

(Típico coche del tonto’l pueblo, ahora mas conocido como Fitipaldi)
En uno de estos estudios se demuestra la terrible evolución que ha experimentado el tonto del pueblo. En él se dice que: “Al parecer el arcaico gesto tontil de darse en los labios con los dedos provocando un sonido tal que “blr-blr-blr” ha ido evolucionando hasta el día de hoy, donde los tontos hacen el mismo sonido pero ahora con los tubos de escape de sus coches tuneados (también llamados tubarros)”
Como antaño estos cachondos siguen haciendo reir al personal con sus cabriolas y sus llamativos adornos, eso sí, no te los cruces cuando hacen el tonto quemando rueda, en cuyo caso cualquier juez te aplicará la eximente si les haces tragar el volante por el fistro al Fitipaldi de turno.
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