UN PASIEGO ASEGURA PODER COMUNICARSE CON FRUTAS

Un señor de campo, pero con muchos pelos en las orejas, asegura tener el don de comunicarse con las frutas. Menos con los cítricos, que dice el hombre que repiten mucho.

Altanero Decrépito, labriego de toda la vida, vivía solo y felizmente en su cabaña perdida en los montes de Navarra durante más de 50 años. Cuando por casualidad una mala mañana no se le ocurrió otra cosa que hablarle a una manzana que estaba a punto de comer. Según cuenta él mismo le dijo: “Tienes buena hechura, así que te voy a comer con premura” a lo que le respondió la manzana “Pende sobre nuestras cabezas la espada de Penélope”. Asustado el pobre hombre no le dio ni un mordisco, pero la tiró al suelo y la pisoteo hasta que otra manzana dijo “¡Basta!”

(Altanero Decrépito prefiere mantenerse en el economato)

Un reportero del Acojonje se desplazó a las lejanas tierras monte arriba para estar al pie de la noticia. Y tras varios días de búsqueda del Sr. Decrépito, y después de convencerle que nuestro corresponsal no estaba allí para montar a sus gallinas, declaró: “¿Qué que dicen las frutas?, pos mas que decir insinúan. Quiero decir, ellas son mu listas, la gente no se da cuenta porque va a lo suyo y no se para a escucharlas. Pero claro, es que ellas tampoco es que digan nada coherente, mas bien, eso, se insinúan”. Ante la petición de nuestro intrépido periodista de que hiciera una demostración, el Sr. Altanero Decrépito cogió un melón y le dijo: “Meloncico, se bueno y saluda a este señor”, tras varios intentos el melón dijo: “Tengo una oreja frente a la otra”. Este documento gráfico deja claro que no merece la pena escuchar a las frutas, igual hay que esperar a que estén más maduras.

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