ADICTO A LA TELEVISION SE CONVIERTE EN CARACOL

Fernando Remi, el ahora caracol, prefiere mantenerse en el economato y se ha recluido en su casa de Avilés (C/Dortol Sorrolla,nº 33). Sólo recibe visitas de la prensa rosa y de un amigo suyo frutero que le trae lechuga fresca y caracoles de moral laxa

Hasta la semana pasada Fernando Remi era un joven feliz, divorciado con tres hijos, en paro por accidente laboral no reconocido, con su casa a punto de ser embargada por impago y hazme reir del barrio por su afición al travestismo funambulista. La típica estampa de un joven al borde de cumplir sus sueños. Gracias a su situación, llevaba aletargado varios meses en su salón viendo la nueva gama de canales tan entretenidos que el TDT ofrece a todo quisqui.

(Fernando no renuncia a seguir viendo la TV)

El mismo Fernando relata a la prensa del corazón su metamorfosea experiencia: “No suelo ver el parte al mediodía, pero ese día me pilló mojando el pan en unos callos precalentados en el microondas cuando aparece en pantalla un simpático fusilamiento de no sé qué país africano. Al hacer zapping, me encuentro con el debate de gran hermano, pero como era repetido cambio de canal y veo a Iker Jiménez en un anuncio vendiendo una aspiradora de cuatro turbinas diesel. En ese momento tengo un antojo de lechuga, se me cae el mando al suelo, y me noto así como caracol. Tras contárselo a mi ex por teléfono me dejo claro que no iba a renunciar a su paga de manutención, cosa que como caracol que soy, no entiendo… bueno, eso y lo de aliñar la ensalada” (en la entrevista Fernando llevaba una camiseta que quiere poner de moda en la que se ve a una lechuga entre dos caracoles, y debajo la frase “ENTRE CARACOL Y CARACOL, LECHUGA”)

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